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Alicia Calvo-Villamañán, una microbióloga que ilustra la ciencia

Las herramientas de esta científica del Centro Nacional de Biotecnología se dividen en el instrumental de laboratorio y su tablet con la que representa en imágenes su propia investigación y la de sus colegas.

Alicia Calvo-Villamañán. Foto: Leyre Flamarique

Alicia Calvo-Villamañán tiene una extensión artificial en cada brazo que ya prácticamente forma parte de su anatomía. En una mano, una pipeta y en la otra, el puntero con el que maneja su iPad.

Esta microbióloga trabaja en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) diseñando plásmidos artificiales, moléculas circulares de ADN, para investigar la resistencia bacteriana a los antibióticos mediante la técnica CRISPR, aquella que ganó el Nobel de Química en 2020. La tecnología la aprendió durante sus estudios doctorales en el Instituto Pasteur de París. Pero la ciudad francesa le enseñó otra: a explicar la ciencia dibujando.

“Yo soy española y portuguesa. En Francia hay muchas familias portuguesas que emigraron en la década de 1970 y que normalmente están relacionadas con clases sociales más bajas”, explica. “Los niños portugueses al final crean una especie de vergüenza de su identidad porque ven que sus amigos que no hablan portugués tienen una vida más fácil”.

La bióloga Joana Moscoso y la física Tatiana Correia ya se dieron cuenta de ello hace una década, así como de los desafíos educativos que enfrentan algunos de estos alumnos. Por ello lanzaron en Inglaterra el proyecto Native Scientist consistente en acudir a colegios, ahora ya a escala europea, donde haya muchos niños de la comunidad portuguesa, y hablar con ellos de ciencia en portugués.

Colabora con sus dibujos con la iniciativa europea Native Scientist, que pone en contacto a científicos con niños y niñas en el aula escolar

Calvo-Villamañán decidió poner su granito de arena. ¿Cómo? Dibujando. “Algunos niños eran muy pequeñitos”, dice. Para la investigadora la mejor manera de explicar la ciencia era mostrándola. Lo hacía, y lo hace, con herramientas digitales. “Tenía menos miedo de empezar que con un papel” porque “te equivocas, le das atrás y lo vuelves a hacer”.

Ella misma se benefició de la capacidad explicativa de las ilustraciones mientras estudiaba su grado en Biología Molecular. “Usaba un libro que es todo un clásico, el de Molecular Biology of the Cell de Bruce Alberts, y que tenía unas ilustraciones con las que era imposible no entender lo que se explicaba”, recuerda.

La investigadora comenzó con dibujos sencillos de bacterias y virus, pero pronto saltó a la sátira científica. Durante su doctorado, Calvo-Villamañán pudo atender a “muchas clases muy alternativas”. Una de ellas, denominada Más allá del pensamiento científico, estaba impartida por personas que habían sido científicas en algún momento de su vida pero que luego se habían dedicado a otra cosa: una bioquímica que se había pasado al teatro, un físico que hacía cine, una filósofa dibujante de cómics…

Les enseñaba los dibujos a mis compañeros y se reían. Y esa conexión con las otras personas te engancha

“La idea del curso giraba en cómo la experiencia que ellos habían tenido como científicos les había hecho buenos en sus trabajos posteriores”, cuenta. “El proyecto final consistía en aplicar algo de nuestro día a día de una manera artística. Yo hice un primer conjunto de cómics que ilustraban la poyata, la mesa de laboratorio, de diferentes arquetipos de científico”. Sus modelos fueron sus propios compañeros de laboratorio.

“La gente del grupo, yo incluida, era muy cómica. El desordenado era muy desordenado con sus cosas, el organizado tenía la mesa superorganizada…”. Y Calvo-Villamañán vio que, aunque esos primeros dibujos eran malos, según su opinión, el toque de humor y de exageración de una realidad ya cómica de por sí hacía que la gente conectara con ellos.

“Les enseñaba los dibujos a mis compañeros y se reían. Y esa conexión con las otras personas te engancha”, cuenta mientras sonríe.

Algunas de las ilustraciones de Calvo-Villamañán en su web.

Las imágenes son importantes herramientas de comunicación y de transmisión de la realidad. La experiencia de la microbióloga durante el proyecto de Native Scientist le mostró cómo durante la pandemia los pequeños pasaron de dibujar los virus como una nave espacial a hacerlos redondos y con espinas como un coronavirus.

Así que Calvo-Villamañán decidió explicar también con ilustraciones la que en su momento fue su más importante publicación: su tesis. Decidir si incluir los dibujos en la defensa supuso todo un proceso de reflexión para la investigadora porque, según cree, “existe esa falacia de relacionar lo bonito o lo que requiere invertir tiempo en las formas con algo poco importante, no tan serio”. 

Calvo-Villamañán decidió explicar también con ilustraciones la que en su momento fue su más importante publicación: su tesis

Para ella sí era muy importante conseguir que sus amigos y familiares entendieran el trabajo de sus últimos cuatro años. Según explica, la ilustración también había sido una parte inseparable y fundamental de su perfil como científica y no quería quitarle valor a algo que ella consideraba valioso.

—¿Y el jurado qué dijo?

—¡Le gustó mucho!

Calvo-Villamañán ha colgado el cómic que creó en su página web, en la que recopila también sus demás ilustraciones.

“Yo creo que ilustro, sobre todo, para científicos”, afirma. Sus proyectos en la actualidad giran sobre todo en peticiones para compañeros y amigos, así como alguna para Native Scientist a la par que personales —pasó el mes de octubre publicando una ilustración al día en su cuenta de Instagram (@aliciapcv) con motivo de la iniciativa de ilustración diaria Inktober—. Por lo general, Alicia Calvo-Villamañán saca dos o tres ilustraciones al mes. Si fueran más, no podría. Tendría que elegir.

“Si se me planteara el dilema no sé qué haría, la verdad”, dice. “Si pudiesen ser las dos cosas, sería ideal”. Pero la investigación es un mundo que exige muchas horas, afirma, y conciliar es para ella posible, aunque a costa de otras cosas. “Ahora mismo es a costa de dormir”, afirma.

Para la investigadora, poder dedicarse a ambas actividades no se trata únicamente de una preferencia personal. Según afirma, es importante que los científicos hagan comunicación científica. “La noción de certeza como algo inmutable es imposible en el mundo científico y es algo que no hemos sabido transmitir”, afirma.

Cómo son los científicos y cómo se hace la ciencia es también “algo que está muy lejos de la realidad”. Según ella, se ha trasmitido una idea de inmediatez en el proceso científico que junto con la refutabilidad del conocimiento resultante podría estar relacionada en parte con la desconfianza de la población en algunas cuestiones relacionadas con la pandemia actual.

Alicia dibujando. / Leyre Flamarique

Pero, sobre todo, la importancia para Calvo- Villamañán recae en que “la ciencia la hacemos mayoritariamente con dinero público. Comunicar lo que hacemos a la gente que nos está pagando nuestro trabajo es lo mínimo”. A ello le suma que generan conocimiento para la humanidad. “Y si ese conocimiento no llega a la enorme mayoría… pues no tiene mucho sentido”.

A pesar de lo anterior, la investigadora sí considera que ahora hay un mayor interés por la ciencia. “Evidentemente, con la covid ha crecido muchísimo la importancia de la ciencia, pero sí que creo que es algo que ya pertenece al día a día de la gente, más que hace unos años”.

Esta entrevista se ha realizado como parte de la actividad formativa de las ayudas CSIC–Fundación BBVA de Comunicación Científica 2021.

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